Estamos aprendiendo a amar más allá del tacto, más allá de lo físico.
La d i s t a n c i a nos está enseñando a desarrollar las habilidades más sutiles de nuestro ser, lo que no podemos ver.
El caos de afuera nos obliga a ser vulnerables, a estar en la capa más cruda, la más real de nuestro ser.
La vulnerabilidad nos enseña a escuchar la verdadera voz de nuestro corazón, la de nuestra intuición.
El universo nos está enseñando a que existe vida, amor y compasión más allá de nuestra visión.
Nos enseña a sentir, ver y escuchar no con el cuerpo, si no con el corazón.
El medio nos absorbe, pero esta en nosotros si le permitimos que nos domine, o bien afrontamos la adversidad.
Lo que no te mata te hace más fuerte.